Un paseo con Galdós

Dicen que le gustaba viajar en tren en tercera clase porque allí las conversaciones eran más interesantes. También se le podía ver tomando notas en El Retiro. Solía salir a pasear por Madrid para espiar diálogos ajenos. La vida real le inspiraba. Cuentan que nunca perdió su acento canario, hablaba meloso, decían de él. Asiduo al teatro, viajero y polifacético (aunque en su época no se usara esa palabra), pintaba, tocaba el piano…, aunque se le conoce principalmente por su escritura. Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, se le considera uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX. Novelista, dramaturgo, cronista y político. Hablamos de Benito Pérez Galdós. 

Benito Pérez Galdós

Por el centenario de su muerte el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha elaborado una ruta por los lugares que marcaron su infancia y su adolescencia. En este artículo recorreremos algunos de esos rincones. 

Casa-Museo de Benito Pérez Galdós

Comenzamos por el lugar que le vio nacer en 1843 (el menor de diez hermanos), una vivienda típica canaria en el barrio de Triana, hoy convertida en Casa-Museo dedicada a su figura, y que aún conserva su estructura original.

Casa Museo Benito pérez Galdós

Su obra es de sobra conocida, pero si realizas una visita guiada descubrirás también muchas curiosidades de su vida. Algunas se conocen a través de sus relaciones epistolares. Como mencionó la guía, sería como cotillear hoy en día su whatsapp. En la visita puedes ver algunas de sus obras traducidas a infinidad de idiomas, primeras ediciones, manuscritos de su puño y letra y otros escritos, ya en los últimos años de su vida, por su secretario cuando fue perdiendo la vista.

En su Casa-Museo también se pueden ver estancias de su casa de Santander frente al mar, incluido su dormitorio (con la silla-retrete que tanta curiosidad despierta en los niños) o su despacho con un retrato suyo, un Soroya original, que los que ya tenemos una edad recordamos del billete de mil pesetas.

Habitación Benito Perez Galdós en Museo

También podemos ver la estatua erosionada por el viento atlántico de Victorio Macho de 1922. El monumento permaneció en el ya desaparecido Muelle Viejo (en el actual parque San Telmo) hasta 1960. Cuentan que era costumbre pasear cerca de su estatua los domingos con un helado de los antiguos Los Alicantinos de la calle Venegas.

Estatua Benito Pérez Galdós

Además de imágenes que narran la vida y también la muerte del escritor canario más importante de los tiempos (con su multitudinario entierro en Madrid), encontramos otras curiosidades relacionadas con la fotografía, como su ausencia en los primeros periódicos en los que colaboró Galdós, como el Omnibus, o un cuadro de Aureliano de Beruete, de cuando pintaba en blanco y negro emulando la fotografía de su época, aún sin color.

Cuadro casa museo Benito Pérez Galdós

Siempre hay un buen motivo para visitar su casa-museo, pero ahora hay uno doble, ya que alberga además, con motivo del centenario, la exposición `Benito Pérez Galdós. La verdad humana’. 

Exposición Galdós

Galdós por las calles de Las Palmas de Gran Canaria

Galdós siempre retrató a la gente de a pie. En la ciudad hay calles que recuerdan sus obras y personajes, un instituto lleva su nombre, y también un museo. Y aquí una curiosidad. Plácido Checa Fajardo y Pablo Checa Merino nos cuentan que en 1873 comenzó la construcción del Teatro Tirso de Molina con la oposición de muchos ciudadanos, incluido el propio Galdós. El joven incluso escribió un poema y muchos dibujos criticando su construcción en un lugar ruidoso y pegado al mar. Irónicamente, “el teatro caricaturizado por Galdós terminó por llevar su nombre”. 

Teatro Pérez Galdós

Recorriendo su infancia, Benito Pérez Galdós fue bautizado en la Iglesia de San Francisco, recibió clases de dibujo en la Academia del Gabinete Literario y estudió en el colegio de San Agustín, donde desarrolló sus dotes para el periodismo, la literatura y el dibujo. Era una época, a mediados del siglo XIX, en la que la ciudad estaba formada por dos barrios: Vegueta y Triana, separados por el barranco Guiniguada, cuando aún corría agua, y unidos por puentes ahora ya destruidos. 

Ah, se me olvidaba, también lleva su nombre mi calle preferida de la ciudad. En ella puedes encontrar algunas de las tiendas, restaurantes, cafeterías y edificios más bellos de Las Palmas de Gran Canaria. Seguro que más de un aspirante a escritor o escritora se sentará en alguno de sus cafés, espiando, como Galdós, conversaciones ajenas de las que nacerán novelas. Ojalá sea así. 


Lucía Martínez, periodista, fotógrafa y editora del blog De andar por casas. El blog nació hace años, en un principio sobre decoración, y hoy en día está dedicado esencialmente a potenciar los negocios locales de Las Palmas de Gran Canaria.


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