Verano en Essaouira

En verano la ciudad costera de Essaouira está repleta de vida. Viajeros, surfistas y windsurfistas, y veraneantes marroquíes se entremezclan por las callejuelas blancas y azules de su Medina, en su animado puerto pesquero y en la interminable playa de Essaouira.

Foto de Louis Hansel en Unsplash

De la antigua Mogador, nombrada así por los portugueses en el siglo XVI, quedan sus cañones y el nombre de la reserva natural de la Isla de Mogador. Desde donde estuviera situado el Castillo Real de Mogador, ahora ocupado por la Skala du Port, podemos contemplar las mejores vistas al puerto y a las Islas Púrpura, que reciben su nombre del codiciado pigmento que se extraía de sus conchas y que tuvo una gran importancia en época de los romanos.

Essaouira es una población inspiradora que ha atraído hasta sus costas a artistas como Jimi Hendrix y Orson Welles, que da nombre a una de sus plazas. Sus calles y monumentos se han inmortalizado en películas como Otello y forman parte del mítico universo de la serie de Juego de Tronos.

El verano arranca en junio en Essaouira con el Festival Mundial de Música de Gnaoua, un evento único en el mundo que reúne a más de medio millón de personas que vienen a disfrutar de cuatro días de música vinculada a la espiritualidad islámica africana.

Déjate llevar por el ambiente relajado y bohemio de Essaouira y disfruta sin prisas de un verano con sabor marroquí.

Essaouira
Skala du Port. Foto de rigel en Unsplash 

Un poco de historia

La ciudad estuvo bajo el dominio de los fenicios y cartagineses desde el siglo V a.c., hasta que los romanos la ocuparon y establecieron una factoría para la producción de púrpura en los islotes situados frente a sus costas. El pigmento extraído era muy codiciado, ya que se utilizaba para teñir las túnicas de los senadores. En el Museo Arqueológico de Rabat se conservan las evidencias de estos emplazamientos.

En el siglo XVI, con la llegada de los portugueses la ciudad pasó a llamarse Mogador. El Rey Manuel I de Portugal mandó a construir el Castillo Real de Mogador para proteger la costa, aunque pronto perdieron su control al enfrentarse a los saadians en 1541. Este castillo fue destruido totalmente en el siglo XVIII.

La ciudad fue tomada y refundada por el sultán Sidi Mohamed Ben Adellah en el año 1764, quien le dio el nombre de Essaouira. Bajo su sultanato se propuso crear un puerto que hiciese sombra al de Agadir y le dio la forma actual de la ciudad, mandando a construir los principales monumentos de la medina así como las construcciones defensivas de la ciudad.

Desde entonces Essaouira ha sido ocupada y habitada por árabes y tribus bereberes. Aquí también se estableció una importante colonia de judíos que gozaba de mayores libertades y privilegios que en el resto del país.

El puerto de Essaouira fue muy importante hasta la llegada del Protectorado Francés que desvió su actividad a favor del de Casablanca.

Un paseo por la Medina

Foto de Louis Hansel en Unsplash

La Medina de Essaouira, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, con sus amplias calles de paredes blancas y ventanas y puertas pintadas de azul, que le dan un aspecto mediterráneo,, es el lugar perfecto para perderse durante horas, regateando, sacando fotos y observando oficios que ya consideramos extinguidos en Europa.

Una Medina que se aleja del típico laberinto que encontramos en otras ciudades marroquíes, como Marrakech o Fez, y en la que podremos encontrar artículos de artesanía y productos cosméticos producidos con aceite de argán.

A la medina se accede por tres puertas monumentales: Bab SbâaBab Marrakech y Bab Doukhala. Una vez las traspasamos, el tráfico rodado queda atrás y viajamos en el tiempo, con carros arrastrados por mulas que transportan las mercancías.

La parte más animada de la medina es la situada entre las avenidas Oqba Ibn Naffia, donde se encuentra la famosa torre del Reloj, y l´Istiqlal y SIdi Mohammed Ibn Abdallah, donde se encuentra la mayor mezquita de Essaouira, ‘Ibn Youssef’. Muy cerca de aquí se encuentra el Souk el Jdid, el mercado en el que encontraremos los puestos de verdura, especias, carne y pescado.

Foto de rigel en Unsplash

La entrada principal de la medina es Bab el Menzah y cerca de esta se encuentra otra las principales puertas de Essaouira: Bab Sbâa, que da acceso a la medina desde la ciudad nueva. Junto a ellas encontramos  la plaza de Moulay Hassan, un lugar perfecto para sentarse a la sombra de uno de sus árboles o en una de sus cafeterías con un humeante té de menta a observar el ir y venir de sus habitante, los souiris.

Puerto pesquero y Skala du Port

Saliendo por la Puerta de la Marina llegaremos al puerto. Allí las horas se nos irán contemplando el ir y venir de barcas pintadas de azul y observando el trabajo que realizan en el astillero, donde siguen construyendo las chalupas de forma artesanal. El trajín de los pescadores, descargando sus capturas del día, nos guiará hasta los humeantes puestos de comida, donde transforman los pescados y mariscos recién cogidos en ricos bocados cocinados a la brasa.

Para disfrutar de las mejores vistas del puerto, la playa y la medina, deberemos subir a la Skala du Port, el monumento emblema de la ciudad. Los graznidos de las gaviotas nos envolverán mientras disfrutamos de las impresionantes vistas recorriendo las murallas con su colección de cañones portugueses y españoles del siglo XVII que apuntan hacia el mar.

Foto de Anastasia Dimitriadi en Unsplash

La playa de Essaouira

La playa de Essaouira es una de las mejores de Marruecos y sus condiciones atraen a apasionados del windsurf y kitesurf. De abril a octubre los vientos alisios azotan la costa refrescando el ambiente y propiciando sesiones inolvidables de kitesurf y windsurf.

Las velas y cometas destacan a lo lejos salpicando de color la extensa arena blanca de la playa de Essaouira, por la que podemos ver a turistas paseando en caballo o camello por la playa, y a familias locales que se reúnen para pasar el día relajándose al sol.

Los surfistas cabalgan las olas en Sidi Kaouki o Moulay Bouzarktoun, al sur y norte de la ciudad respectivamente.

Essaouira al atardecer

Disfrutar del atardecer es uno de los imprescindibles si estás en Essaouira. El lugar de encuentro de visitantes y locales es la Skala de Ville, la fortaleza de las fotos de postal de Essaouira y desde la que se puede disfrutar de una preciosa vista al océano y a la Isla de Mogador.

Atardecer en Essaouira. Foto de gemmmm 🖤 en Unsplash

Este islote, reserva natural por ser el hogar del halcón Eleonora,  forma parte de las Islas Púrpura. En el I a.c los romanos lo ocuparon para establecer una fábrica de procesamiento de púrpura de Tiro, de murex y conchas de púrpura. Este tinte era muy preciado, ya que se usaba para tratar algunas togas del Senado Imperial Romano.

Una ciudad inspiradora y mística

Foto de Pete Bread en Unsplash 

En el año 1948 Orson Welles llegó a la tranquila población costera de Essaouira y encontró las localizaciones ideales para el rodaje de su película Otello. Esta se alzaría, tras un accidentado rodaje de tres años, con la Palma de Oro de Cannes y pondría en el mapa este lugar. Hoy en día su recuerdo sigue presente en una plaza, situada junto al puerto, que lleva su nombre.

Essaouira atrajo a los hippies en los años 60. Por aquí pasó, de camino a Woodstock, el guitarrista Jimi Hendrix en 1969. El músico cayó cautivo de su espíritu bohemio y de la hipnótica música gnaoua y su leyenda sigue viva en sus calles y cafés.

El rodaje de la tercera temporada de la serie de Juego de Tronos convirtió a Essaouira en Astapor. En esta escena la Madre de Dragones no solo conquista la ciudad, sino que además libera a todos los esclavos y pasa a liderar uno de los ejércitos más grandes del mundo formado por hombres libres.

Además de inspirar a creadores, Essaouira es un lugar con una importante carga espiritual. Cada mes de junio, durante cuatro días, se celebra en la ciudad el Festival Mundial de Música de Gnaoua. Se trata de un evento único en su clase que reúne a más de medio millón de personas. Gnawa o Gnaoua es un género musical que se remonta al siglo XVI. Proviene de los espirituales islámicos africanos heredados de los primeros esclavos sudaneses que fueron traídos al Territorio Hana, perteneciente a una tribu bereber, a trabajar es sus fábricas de azúcar. Sus canciones relatan las dificultades que sufrieron para atravesar el desierto.

Foto de Abdel El en Unsplash

La vinculación de este género musical con Essaouira se remonta a finales del siglo XVIII, cuando Sidi Mohammed Ben Abdallah trajo esclavos de Senegal, Sudán y Gahna para construir la Medina y el Puerto.

Este festival es conocido como el Woodstock marroquí.  Un crisol de fusión musical, en el que los maestros Gnawa invitan a músicos de jazz, pop, rock y otras músicas del mundo a explorar nuevos caminos. Cuatro días de música y espiritualidad.

    • Patri Cámpora says:

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